Por Pablo Engelman
El Parque Central de Mendoza ganó el primer Premio de Diseño Urbano Sustentables 2015 en la categoría Urbanismo, organizado por Weber Saint-Gobain con la Sociedad Central de Arquitectos.
El 20 de mayo de 2015, en la sede de la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) de la ciudad de Buenos Aires, y en presencia de los jurados y asesores del Premio Nacional de Arquitectura y Diseño Urbano Sustentables co-organizado por Weber Saint-Gobain y la SCA, la obra de Daniel Becker, Claudio Ferrari y Oscar Fuentes en ciudad de Mendoza ganó el primer lugar en su categoría. En este caso, el jurado valoró “una actitud que encaja con las actuales demandas ambientales, antes de su popularización”, ya que se trata de un proyecto ganador del concurso llevado adelante por la Municipalidad de esa localidad en 1999 y materializado en 2001, pero que supone una serie de concepciones aún vigentes en relación a la integración del espacio verde con el entorno urbano y el aprovechamiento de recursos para su reutilización, ambas premisas centrales del concepto de sustentabilidad arquitectónica de las que el Premio se nutre. Asimismo, este proyecto ya había sido seleccionado también para el Premio Bienal de Arquitectura SCA/CPAU en 2006.
“La concepción del lago central como reservorio de agua de riego, la recuperación de los viejos galpones ferroviarios, la generación de microclimas en contacto con el agua o la integración de los recorridos urbanos, hacen de este proyecto de una indudable belleza y calidad arquitectónica, un referente de sustentabilidad ‘avant la lettre’”, explicitó el veredicto, dando cuenta de los aspectos centrales de la valoración técnica y específica de la categoría en la que competía el Parque.
Implantado sobre antiguas tierras ferroviarias de la zona sur, el Parque logra recuperar este espacio abandonado y otorgarle a la ciudad más de 135.000 m2 de áreas verdes, espejos de agua y espacios para actividades culturales, mejorando la calidad de vida de 120.000 habitantes al fomentar la integración con la ciudad existente. Para eso se realizaron dos operaciones: por un lado, se unificó el terreno desviando por un túnel la Avenida Mitre en la parte afectada y reconstruyendo por encima el trazado del ferrocarril, por otro, se articuló el Parque al sistema de espacios verdes existente según dos escalas: una acorde a las residencias vecinas y otra relativa a la ciudad.
Otra de las premisas del proyecto fue la de rescatar los valores positivos que el vacío tenía en el sitio, entendido como vocación de uso libre. El Parque es así concebido como un espacio público abierto a la multiplicidad de actividades deportivas y culturales que extienden el sentido de la recreación, la contemplación de la naturaleza y el encuentro social que ofrece la vida en la ciudad. “La experiencia cultural de la ciudad de Mendoza está formada por una red de eventos históricos vinculados al agua y al paisaje que fueron conformando el sentido único que la ciudad posee y esta es la razón por la que la supervivencia a través del tiempo del significado de estos valores no puede ser menospreciada”, señalan los arquitectos en la memoria de la presentación. En este sentido, tanto la laguna central como el respeto a la traza ferroviaria responden a esta concepción de “Oasis en el desierto”, que busca a la vez la permanencia de los valores autóctonos mendocinos pero con una modernización del espacio público y la reutilización de vacíos.
A la par, los trazados incorporan la geometría del ferrocarril como dato topográfico y simbólico y los puentes peatonales lo integran a los galpones que serán reciclados para actividades culturales y centro de conferencias. Se potencia además la rehabilitación del tejido circundante, predominantemente residencial, considerando su borde como un elemento que valoriza el entorno inmediato.
*En ar.weber, 2015.
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