Por Víctor Álvarez Rea y Jorge Sarquis
Contexto histórico
La obra se comienza inmediatamente después de la crisis económica de finales de 2001. Un momento de incertidumbre y de especulación en términos económicos y financieros.
La crisis de diciembre de 2001 en Argentina implicó un conjunto de protestas sociales contra la situación económica generada en años anteriores, que causaron la renuncia a la presidencia de Fernando de La Rúa el 20 de diciembre de 2001, y llevaron a una situación de acefalía presidencial. La mayor parte de los participantes de dichas protestas fueron autoconvocados, que no respondían a partidos políticos o movimientos sociales concretos, incluso los repudiaban con la famosa frase “que se vayan todos”.
Se terminan los referentes conocidos en materia de inversiones y comienza un período de reestructuración política y económica en el país.
Contexto espacial
El edificio está implementado en una mínima parcela de esquina del barrio de Villa Urquiza, típica en cuanto a su tamaño en la ciudad de Buenos Aires.
El planteo del edificio es una opción de vivienda económica ubicada en el tejido de la ciudad pero, tras los últimos cambios que ha sufrido el Código de Edificación, hoy no sería posible construir esta obra.
La propuesta es de mediana altura y densidad media, un edificio económico, sin ascensores ni portería que provoquen gastos comunes, pero no es el tradicional edificio de propiedad horizontal, con plantas tipo. El autor propone en esta obra un planteo innovador en un tema que parecía no dejar espacio para la creatividad, generando un resultado de gran interés.
Campos
Formación/Investigación/Profesión
Si bien la obra está situada en el campo profesional, debería ser expuesta a los alumnos y transformarse así en un ejemplo para la docencia en nuestro país. No se trata de una investigación proyectual generada desde este campo, pero hay conocimiento arquitectural creado desde la gestión del planteo organizativo programático hasta los componentes de la arquitectura, como es el caso del acceso mediante una articulación de escaleras que lleva el pensamiento de elementos estrictamente utilitarios como este, que por sí mismas expresan ideas y generan fruición.
Podemos decir que hay una investigación exhaustiva de las restricciones que el Código propone para los edificios en esquina, desde donde el autor comienza a trabajar en su propuesta.
Dimensiones
TEORÍA: Podemos entender que en esta obra hay una teoría o concepción de la arquitectura que alienta la búsqueda de una economía de las variables de la misma, que la piensa situada y contemporánea. Es una obra de arquitectura que va haciendo ciudad, tal vez con cierto aire catalán y un hábil manejo de llenos y vacíos en las fachadas. Es interesante comentar que Fuentes toma como referente de esta tipología al edificio de Chacabuco 78, de Julián García Núñez, arquitecto que cursó estudios en la escuela de Arquitectura de Barcelona con Lluis Domenech I Montaner, arquitecto clave del Modernismo Catalán junto a Antonio Gaudí.
Hay corrección y originalidad, es una obra renovadora a partir del reconocimiento del lenguaje moderno y racional.
METODOLOGÍA: No hay innovación en el método proyectual, y la idea del partido desaparece ante la composición, que lleva a resolver los detalles de las exigencias del programa habitativo. No obstante no es una composición realizada desde una serie de reglas (camino desde, para Cacciari) que organicen la espacialidad interna a partir de las actividades, sino una composición que parte de espacios culturalizados (dormitorios, estar, cocina,etc.) realizados resolviendo los problemas que le plantea el cliente.
TÉCNICA: Se observan destrezas y habilidades en el uso de la estructura de hormigón armado como único material protagónico en el tratamiento para la fachada que, según el propio autor, refuerza el carácter de masa excavada, aunque se puede apreciar que está realizado por manos no especializadas, es decir tal como queda al desencofrar. No cultiva el detalle arquitectónico, tal como la postula Rem Koolhaas.
Fines
EXTERNOS: Sin duda la finalidad es económica cuando el comitente formula el reto que, acepta el arquitecto, de obtener cuatro departamentos de tres dormitorios y cuatro de dos dormitorios en ese terreno. A partir de allí, y con el terreno ya comprado, nació el desafío del proyectista que, además de tener que cumplir con el mercado, tiene un compromiso visceral con la arquitectura. El usuario imaginario no formaba parte de la agenda inmediata, al menos, no para inspirar el proyecto de arquitectura.
INTERNOS: El análisis del proyectista establece una serie de consideraciones en torno a los accesos a los edificios de propiedad horizontal que lo impulsan a resolver esos lugares de una manera poco convencional, desafiando las restricciones que establecía en ese momento el Código de Edificación. “La experiencia de ingresar a los edificios de vivienda se ha ido empobreciendo, y hoy es común que el acceso se reduzca a un cubículo oscuro, que oficia de transición entre la circulación vehicular y los espacios probados. Solo en la planta baja el espacio público de los edificios tiene alguna consideración del Código que premia a quienes proponen algo que exceda los metros mínimos de la de la circulación.”[1]
Componentes
UTILITAS: “Se aprovecha uno de los pocos premios que tiene la codificación, aquel que permite no computar los metros construidos por debajo de la cota 3.50 m, si se cumplen en algunas condiciones. De allí que la escalera por debajo esta cota sea inusualmente amplia para un edificio de su tamaño, amplitud que permite colocar escaleras a contrapendiente de la principal que hacen posible el acceso a los departamentos de primer piso. El acceso a los restantes departamentos es construido con las medidas mínimas, teniendo de esta manera una abertura hacia el espacio de la escalera principal que determina la cualidad más característica de este hall. El acceso a los departamentos del último piso se realiza a través de escaleras individuales que conectan el tercer piso del edificio –piso de los livings de estas unidades– con el segundo, último nivel de la circulación pública del edificio.”[2]
FIRMITAS: Una arquitectura que se destaca por el tamaño y la calidad de la tectónica de la fachada con pocos materiales, hormigón en muros y losas, aluminio y vidrio en las carpinterías. La división de los paños de fachadas da cuenta de una tectónica que organiza la materialidad componiendo con habilidad llenos y vacíos rompiendo las estereotipadas “propiedades horizontales” cuya única finalidad es la impuesta por el afán mercantil, sin que el arquitecto pueda aportar alguna significación diferente.
VENUSTAS: Tomada literalmente como el placer que se obtiene al percibir la obra, podemos decir que este objetivo se cumple al observador atento y entrenado para ver este tipo de edificios. Desde luego que no podemos hablar del placer de la utilidad en el uso, ya que sobre ese punto habría que hacer una investigación especial.
Si bien la obra no llega a detener el fluir perceptivo, la misma tiene un carácter original, porque su propuesta formal se origina en los problemas que le plantea el comitente y el proyectista hace del problema una solución original, incluso en la ubicación de ciertos espacios interiores para un uso poco previsto en la zonas privadas de algunos departamentos.
“Ambas fachadas del edificio son transparentes tanto a la organización de las viviendas (donde se superponen dos niveles de unidades en dúplex) como al corte transversal. La fachada sobre la calle Colodrero marca la repetición de las unidades, y la de la calle Quesada, la alteración dada tanto por las unidades de esquina como por el espacio interior del hall. Pero la diferencia de los distintos niveles del edificio (donde debido a las restricciones, cada piso va siendo honrado para no exceder los metros mínimos reglamentarios) le da al volumen un carácter de masa excavada. La estructura del hormigón armado como tratamiento único para la fachada refuerza ese carácter.”[3]
“El tratamiento de las escaleras hace que operen tanto por positivo como por negativo: la parte inferior determina por un lado el carácter de este hall, y por el otro, algunos espacios interiores de las unidades que se ven favorecidos por situaciones particulares en cuanto a su ubicación”.[4]
[1] Fuentes, Oscar: “Jaque al código”, en Revista summa+, N°71, Buenos Aires, 2005.
[2] Idem.
[3] Idem.
[4] Idem.
*En La arquitectura para la vivienda de la clase media, Coloquio, Jorge Sarquis, Nobuko Editorial, 2010.
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