Por Oscar Fuentes
Salvo por la amabilidad de sus habitantes, la experiencia de llegar por primera vez a la casa en Nirvana, es lo más cercano que podriamos tener a un encuentro con una estación de la Iniciativa Dharma: atravesando una naturaleza desbordante (bastante extraña en el Gran Buenos Aires, que es lo que de alguna manera es el Gran La Plata) en la que se hallan objetos de carácter oriental (en principio, inexplicablemente fuera de lugar), llegamos a esta construcción en la que nada parece del orden de lo doméstico (más bien se asemeja a una instalación científica), con estrías que parecen producto de alguna extraña abrasión (y luego veremos por qué era así en su concepción).
Ni qué decir para quienes llegamos a conocerla gracias a la publicación que la revista 47 al fondo hizo a mediados de los `90: en nuestra década Neo-Liberal encontrarse con este resultado del Neo-Brutalismo (al fin y al cabo, la mejor expresión en arquitectura del Desarrollismo) resultaba de lo más extraño. Y sorprende especialmente lo poco conocida que ha sido y es: cerca de cumplir 50 años es prácticamente desconocida (o infravalorada) hasta por muchos arquitectos de La Plata, ni qué decir por los académicos (basta para comprobarlo que ni se la nombra en la voz Krause del reciente Diccionario de Arquitectura en la Argentina).
En una finca que perteneciera a un ex cónsul argentino en Japón, en la que éste no sólo desarrolló un particular paisajismo de influencia oriental sino que hasta incluyó objetos de tradición japonesa (de los cuales algunos permanecían hasta hace muy poco tiempo), se llevó adelante un loteo, hacia fines de la década del ´50, en el que un grupo de artistas platenses (del Grupo Sí) decidió afincarse para disfrutar de las características excepcionales del predio: no sólo su belleza natural sino los particulares aportes paisajísticos de su ex propietario. Todo esto fue una oportunidad para que el entonces joven artista César Paternosto y su mujer, encargaran a VK una pequeña casa-estudio en la que se radicarían junto a su pequeño hijo.
Esta construcción de poco más de 50 m2, se encuentra situada sobre el borde de un lote de forma poligonal (resultado de una calle que bordea un arroyo serpenteante), cerrando el lote con una planta romboidal. Forma romboidal que parece llevar al extremo la aspiración de Le Corbusier en sus Viviendas en serie para artesanos de 1924, “crear en una pequeña casa, una dimensión inesperada”. Mientras LC la obtenía, creando con un entrepiso triangular una diagonal dentro de un cuadrado, Krause recrea esta “dimensión inesperada” al exasperar esa diagonal y deformar el cuadrado al límite de lo habitable. El resultado es un rombo que le permite dominar el frente del terreno hacia el arroyo a pesar de lo limitado de la casa. Y también le permite que ese único espacio aparezca de una envergadura que la casa no tiene. Con la cocina y baño en los extremos del eje principal (y también los más estrechos) deja el centro de la planta para ser ocupado por la vida –estar, habitación, estudio- de esta joven familia.
VK también parece repetir de una manera muy particular los cambios de escala que LC usara en el proyecto referido. Lo que en el proyecto de LC era un cambio de escala entre un nivel simple y uno doble (típico en él) aquí es resultado de la forma del techo: una sección de paraboloide hiperbólico– la conocida como “silla de montar”- con sus puntos más bajos (muy bajos) en los extremos del eje mayor y los más altos en los extremos del eje menor. El producto es un espacio de características muy particulares –de alguna manera recuerda al espacio resultante bajo el Teatro Anatómico de la Universidad de Padova en el que claramente uno parece estar por debajo de un objeto de otro orden (de ahí la referencia).
Pero lo más sorprendente es la construcción (y la síntesis que logra con su forma), un sistema de muros de hormigón, con forma exterior alabeada, en el que VK realiza un gran aporte técnico a lo que era un grave problema de la construcción de este tipo de superficies: desarrolla un sistema de encofrado con tablas superpuestas (la típica colocación de revestimientos “a la inglesa”), lo que permite evitar el despilfarro de material y mano de obra, algo común en el sistema usado hasta ese momento para la construcción de superficies regladas y alabeadas. Las tablas se van superponiendo una a otra según la necesidad de la forma propuesta. Eso no sólo evita los cortes especiales de cada tabla, sino que permiten también su posterior reutilización. Además al colocar las tablas en forma vertical no sólo le da su característica forma dentada sino que evita (además del corte longitudinal de las tablas) también el corte transversal. Este aporte le permitió a la casa tener una mayor recepción entre ingenieros que entre arquitectos, de hecho fue motivo de estudio en su época en un Congreso de Ingeniería en Holanda, a la vez que era ignorada por los arquitectos.
Podría sostenerse que a pesar del omnipresente hormigón, esta casa es una profunda reflexión sobre el uso de la madera en la arquitectura. Este material es usado de un modo particular tanto en los encofrados y en la estructura del techo como en las ventanas. Porque si en los encofrados con el aporte referido, en la cubierta con la elección de la forma -donde la estructura del paraboloide hiperbólico le permite resolver una luz de 17 metros sólo con el cruce de tablas de media pulgada de pino y de esta manera la cubierta tiene sólo una altura total de 2,5 centímetros-, la ventana principal (la que da al jardín y contiene la puerta de acceso) explota las posibilidades de flexibilidad del acrílico. Esto se ve en un extraño (por la situación) plano alabeado que tanto abre la perspectiva cuando uno se ubica en el eje menor, como la cierra cuando uno se ubica en el eje mayor, a la vez que crea una módica transición que protege la puerta e inflexiona el conjunto hacia el jardín.
La forma dentada del muro exterior producto de la técnica de encofrado se continúa en ventanas triangulares, producto de movimientos adicionales de las tablas, que cerradas por acrílicos de colores y ubicadas con diferentes ángulos permitían (antes de que la vegetación tomara la casa) que la luz de la mañana se materializara con estos colores sobre el plano interior del muro. Un sistema de aperturas con control móvil en los puntos superiores, permite la ventilación en verano manteniendo el control térmico del espacio interior, a la vez que la cubierta triangular del baño -materializada en acrílico-, convierte la vulgar experiencia de usar un sanitario en una nueva experiencia contemplando la vegetación circundante.
Pero más allá de estas descripciones (que nunca son neutras) hay que reconocer que esta casa, ejemplo notable de un modo de producir arquitectura en la cual la síntesis de forma, construcción y sentido “sin retórica ni elocuencia” (según las palabras usadas en esos tiempos por los Neo-Brutalistas) era la búsqueda central, terminaría siendo totalmente extemporánea. La cultura arquitectónica de la década del ‘60 comenzaba a mirar hacia otros terrenos (más parlantes, menos consistentes) y comenzaba a crecer un complejo para el cual “la mera construcción” era muy poca cosa para un arquitecto. Un saber comenzaba a perderse y la Casa Paternosto llega por estos motivos hasta nosotros como una verdadera cápsula del tiempo, con mensajes a los que no debemos dejar de prestar atención.
*En Revista 1:100 número27, julio 2010, pp 62-65.
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Except for the kindness of the inhabitants, the experience of being at Nirvana house for the first time is the closest to a Dharma Initiative Station approach: after going through abundant nature (quite strange in Greater Buenos Aires, which Greater La Plata somehow represents), you will find oriental-style objects (firstly, inexplicably over the top), and a construction where nothing seems to be domestic (rather, it resembles a scientific facility), with lines evoking some kind of strange abrasion (later we will see that it was like that from the beginning).
Needless to say for those who knew it through the publication in 47 al fondo magazine in the mid-90s: in our Neo-Liberal decade, finding this Neo-Brutalist result (after all, the best architectural expression of Developmentalism) looked really weird. It is particularly surprising to observe that it was not and it is not very well-known: on the verge of turning 50, it is almost unknown (or undervaluated), even for many architects of La Plata, and even academics Dictionary of Architecture in Argentina).
Located on a property which used to belong to a former Argentine Consul in Japan, not only had he developed a particular landscape with Oriental influence, but he also included objects of the Japanese tradition (some of which still remained there until recently), a parceling was carried out in the 50s, where a group of La Plata artists (from Group Sí) decided to turn it into a property to enjoy the exceptional features of the land: not only its natural beauty, but also all particular landscape contributions made by its former owner. This was a great opportunity for the young artist César Paternosto and his wife, who to commissioned VK a small home-study in which they would settle with their little son.
This construction of a little more than 50 m2, is located on the border of a polygonal shaped lot (which is the result of a street bordering a winding stream), closing the lot with a diamond ground. This diamond shape seems to take Le Corbusier desire to the extreme in his Serial houses for artisans of 1924, “to create an unexpected dimension in a small house”. While it was kept by LC, creating a diagonal inside a square with a triangular shape landing, Krause recreates this “unexpected dimension” enlarging the diagonal and deforming the square to the limits of the living space. As a result, we get a diamond-shaped area dominating the front of the land towards the stream, despite the limits of the house. As a consequence, that single space appears from an extent the house does not own. With the kitchen and bathroom on the ends and main axis (also the narrowest), it departs from the center to be filled by life, i.e., living room, bedroom, study room, of this young family.
VK also seems to repeat in a very particular manner the scale changes used by LC in the aforementioned project. Whereas in LC it was about a scale change between a simple and double level (typical), in this case, it is the result of the roof shape: a paraboloid hyperbolic section known as “saddle”, with its lowest points (very low) on higher axis ends and the highest on the lower axis ends. The result is a space of very particular characteristics, which somehow reminds to the resulting space under the Anatomical Theatre of the University of Padova, where one clearly seems to be under an object of another order (the reason for the reference).
But the most surprising feature is construction (and the synthesis it achieves with its shape), a concrete wall system, with waving exterior, where VK makes a great technical contribution to what used to be a serious problem of construction of this type of surfaces: he develops a formwork system with overlapping boards (typical “English-type” installation of liner), which avoids waste of material and workforce, a common feature in the system used until that time to build ruled and wavy surfaces. Boards are overlapped based on the requirements of the shape proposed. This not only avoids special cuts of each board, but also enables reuse. Moreover, when boards are placed vertically, not only it gets its typical serrated shape, but also it prevents (besides the longitudinal cut of boards) cross-cutting. As a result of this contribution, the house has a higher popularity among engineers than architects; in fact, it was studied in that time by an Engineering Congress in Netherlands, and at the same time it was ignored by architects.
It may be affirmed that despite the ubiquitous concrete, this house evokes a deep reflection on the use of wood in architecture. This material is used in a particular manner, whether in formwork and roof structure as well as windows. Because if formwork including the aforementioned contribution, on the cover with the shape selected, where structure of the paraboloid hyperbolic enables a 17-meter light solely with pine half-inch board crossing and in this manner the cover is only 2.5 centimeters high, the main window (the window facing the garden with the access door) exploits acrylic flexibility possibilities. This is appreciated in an odd wavy level (for the situation) that opens the perspective when one is put on a lower axis, as that closing when one is put on the higher axis, which at the same time creates a subtle transition protecting the door and turning the set to the garden.
The serrated outer wall derived from formwork technique continues in triangular windows, formed by additional movements of boards, closed by colorful acrylic and located with different angles, and used to allow (before vegetation took over the house) the morning light to materialize with these colors in the wall internal surface. A mobile control opening system in upper sections provides ventilation in summer, keeping thermal control of the interior and at the same time, the triangular cover of the bathroom, materialized in acrylic, turns the vulgar experience of using the bathroom into a new experience contemplating the surrounding vegetation.
Beside these descriptions (which are never neutral), we should recognize that this house, a remarkable example of a means of producing architecture where synthesis of shape, construction and sense “without rethoric or eloquence” (according to the words used in those times by Neo-Brutalists) was the main search, it would eventually be completely unseasonable. Architectural culture of the 60s started to look to other areas (more speaking-type, less consistent), and started to grow a complex whereby “the mere construction” was insufficient for an architect. A thought started to vanish, and Paternosto House thereby gets to us as a true time capsule, with messages that we should not avoid.
Translated by Josefina Lasheras
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